La exposición a altas temperaturas, especialmente si realizamos actividades que requieran esfuerzo físico, es un riesgo reconocido para la integridad física y la salud de trabajadores y trabajadoras. Susana Fuentes, abogada de Colectivo Ronda, nos habla de nuestros derechos y de las obligaciones empresariales en materia de prevención
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Los rayos del sol en un día del mes de julio o agosto descienden de manera agobiante sobre el conjunto de la población pero, más si cabe, sobre los trabajadores que tienen que realizar su jornada laboral con altas temperaturas.
Los trabajadores que trabajan al aire libre bajo el sol o en lugares cerrados con altas temperaturas, realizando trabajos que requieren de esfuerzo físico intenso, sin una sombra donde encontrar refugio o un espacio fresco de descanso, deben tener mucha precaución con el sol y el calor, ya que existen una serie de factores de riesgo que pueden tener consecuencias perjudiciales para la salud, llegando incluso, en situaciones graves, a ocasionar la muerte.
Existen trabajos en los que concurren circunstancias específicas derivadas del ambiente laboral, con riesgos por exposición al estrés térmico, como los trabajos a la intemperie. Lo son, por ejemplo, la construcción y la agricultura, así como los que se desarrollan en sitios cerrados o semi-cerrados, con altas temperaturas o humedad como pueden serlo, entre otros, fundiciones, panaderías, invernaderos, etc.
El estrés térmico por calor puede provocar daños a la salud del trabajador: aumenta el riesgo de sufrir accidentes laborales y enfermedades derivadas del calor, como la deshidratación, calambres, erupciones cutáneas y los temibles golpes de calor que conllevan peligro de muerte. Asimismo, los trabajadores que tengan alguna enfermedad crónica o sean especialmente sensibles a los riesgos derivados del trabajo son más vulnerables si están expuestos al calor sin la debida protección.
La acumulación excesiva de calor en el cuerpo resulta de la interacción de tres factores principalmente: las condiciones ambientales del lugar, la ropa de trabajo y la actividad física que se realiza. Por tanto, el empresario, deudor principal en la salud y seguridad de sus trabajadores, debe adoptar unas medidas preventivas adecuadas para proteger a los trabajadores frente a las altas temperaturas. Entre otras acciones, el empresario debe informar y formar a los trabajadores sobre los riesgos y las medidas preventivas relativas a los trabajos más peligrosos relacionados con el calor. A su vez, deben formar en el conocimiento de los primeros auxilios y el reconocimiento de los síntomas causados por el calor, modificar los procesos de trabajo con el fin de reducir el tiempo de la exposición a altas temperaturas, establecer pausas y rotaciones en los trabajos, proporcionar lugares de descanso frescos y ropa de trabajo adecuada, garantizar una efectiva vigilancia de la salud e instruir en la importancia de beber agua frecuentemente, entre otras acciones destinadas a proteger la integridad física de trabajadores y trabajadoras.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales es la norma que regula todos los ámbitos de la prevención en la empresa. Los empresarios deben garantizar la seguridad y salud de los trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo. Al mismo tiempo, recoge los derechos y las obligaciones de los trabajadores en materia de prevención de riesgos laborales, incluyendo los derechos de información, consulta y participación, el de formación en materia preventiva, vigilancia del estado de salud y paralización de la actividad en caso de riesgo grave e inminente, (art. 36.2 y 21.3 LPRL). Por otro lado, el Real Decreto 486/97, de 14 de abril sobre Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud en los Lugares de Trabajo, en su Anexo III, regula las condiciones ambientales que deben darse en los lugares de trabajo para que no supongan un riesgo para la salud y seguridad de los trabajadores.
Los veranos extremadamente calurosos con el incremento de las olas de calor que se extienden en el tiempo y el aumento de las temperaturas debido al impacto del cambio climático van a ser cada vez más frecuentes. Es por ello que resulta necesario desarrollar una adecuada política de prevención de riesgos laborales para que el estrés térmico y las condiciones ambientales no representen un peligro para la salud y seguridad de los trabajadores.