Llega un nuevo 25 de noviembre para decir basta a todas las violencias machistas y seguir la lucha diaria por erradicar una lacra que atenta contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Este año, el caso de Gisèle Pelicot, la mujer que fue drogada y violada por decenas de hombres durante una década, ha sacudido al mundo y ha hecho resurgir con más fuerza que nunca el lema «que la vergüenza y el miedo cambien de bando». Y es que, lejos de ser hechos aislados, las violencias machistas, en sus múltiples formas, constituyen violencias estructurales y sistémicas que atraviesan a las mujeres cada día, golpeándolas y, en muchos casos, arrebatándoles la vida.