Inaugurado el monolito para trabajadores de Uralita y víctimas del amianto en Cerdanyola y Ripollet
"No pido dinero, no los quiero, quisiera salud y que se reconozca la responsabilidad de Uralita por las muertes del amianto". Son palabras de María Teresa, vecina de Ripollet y víctima del amianto, minutos antes de que quedara descubierto el monolito que homenajea trabajadores de Uralita y víctimas del amianto de Cerdanyola y Ripollet. La inauguración del Memorial, que se hizo el pasado día 26 de marzo, fue a cargo de la asociación de víctimas afectadas por el amianto de Cataluña (AVAAC). El monolito, obra creada por un familiar de una víctima, está situado en el cruce entre las ciudades de Ripollet y Cerdanyola, la llamada zona cero del amianto en Cataluña dado el grado de afectación por la presencia del empresa Uralita.
El lugar donde ha quedado instalado el monolito es cercano a las naves industriales que aún hoy siguen en pie de la fábrica Uralita. En estas naves industriales tuvo lugar la producción de materiales para la construcción a lo largo de casi un siglo, y muchas personas de Ripollet y Cerdanyola que pasaron han sufrido las consecuencias de haber trabajado con amianto sin ningún tipo de protección. También los familiares de estas personas trabajadoras así como los vecinos y vecinas de la población han sido expuestas a la toxicidad de este material, afectando la salud y llevándose vidas.
El memorial queda instalado entre las dos poblaciones, concretamente en un espacio entre la carretera N-150 y la carretera de la estación de Ripollet. El autor de la obra es Jordi Andrés, familiar de una de las víctimas afectadas por el amianto que ha creado la obra solidariamente como reconocimiento a toda una población afectada por el amianto: trabajadores, familiares y vecinos y vecinas de la zona. El acto contó con la presencia del AVAAC, vecinos y vecinas de las dos poblaciones y abogadas de Colectivo Ronda, como cooperativa jurídica especialista en la defensa de personas afectadas por el amianto y con numerosas sentencias favorables conseguidas a últimos años contra Uralita y con importantes indemnizaciones para las víctimas.
La instalación del memorial no es casual que sea entre Cerdanyola y Ripollet. La presencia de la fábrica Uralita (igual que otras poblaciones que han acogido fábricas como Castelldefels) hace que tenga un índice de prevalencia de enfermedades causadas por el amianto que multiplica por diez el de las zonas que no han tenido estas fábricas. En el caso de Cerdanyola y Ripollet, los estudios realizados por el doctor José Tarrés, especialista en el diagnóstico de enfermedades generadas por la inhalación de esta fibra tóxica, han servido precisamente para diagnosticar más de 900 casos de enfermedades relacionadas con el amianto (las más graves, la asbestosis y varios tipos de cáncer). Pero cada semana se detecta un nuevo caso en la zona.
Colectivo Ronda está haciendo una tarea ingente de denuncia de las responsabilidades que tiene la empresa Uralita en el origen de graves enfermedades y sobre las muertes de tantas personas que entraron en contacto con el amianto. La mayoría de sentencias conseguidas por el equipo jurídico especialista de Colectivo Ronda se basan en el hecho de que la empresa Uralita no actuó con diligencia desde que se conoció la peligrosidad de la utilización del amianto, ya a mediados del siglo XX. Las irresponsabilidades, de acuerdo con la normativa laboral existente ya en los años cuarenta del siglo pasado, van desde la ausencia de indumentaria y equipos de protección adecuada para las personas trabajadoras que manipulaban amianto hasta no hacerse cargo de la limpieza de la ropa, abandonar restos de amianto en vertederos ilegales y dejar que el polvo de esta fibra tóxica también se escapara por las ventanas de la fábrica, con lo cual personas vecinas de las dos poblaciones resultaron también afectadas, las llamadas víctimas ambientales.
De hecho, no sólo trabajadores sino también familiares (que lavaban la ropa) y vecinos (que inhalaban el polvo) son todas ellas víctimas del amianto. Colectivo Ronda consiguió precisamente en diciembre de 2017 una sentencia histórica dictada por la Audiencia Provincial de Madrid que obligaba a Uralita a indemnizar con más de dos millones de euros a un grupo de 39 personas afectadas (familiares y vecinos) de Cerdanyola y Ripollet, y en el mes de septiembre de 2018 se consiguió una segunda sentencia de primera instancia con una indemnización excepcional de 1,7 millones de euros a otro grupo de vecinos y vecinas afectadas que no tenían relación directa con Uralita.
La búsqueda de responsabilidades sobre lo que se ha llamado el mayor genocidio laboral de la historia es una de las prioridades que las asociaciones de víctimas del amianto ponen sobre la mesa para conseguir las indemnizaciones que les corresponden y sobre todo para obtener un reconocimiento que permita que no se vuelvan a repetir irresponsabilidades como esta y se tomen todas las medidas necesarias. Así se concluyó también en el manifiesto "Por una prohibición efectiva del amianto" firmado por la mayoría de asociaciones de víctimas de España y de varios países europeos y Japón, surgido como conclusiones del encuentro internacional que se hizo en octubre del año pasado organizado entre la AVAAC y Colectivo Ronda y que también tuvo un acto de recepción institucional por parte de los Ayuntamiento de Cerdanyola y Ripollet.
La producción y comercialización del amianto se prohibió en el año 2000 en la UE y en 2002 en España, pero la lucha para su erradicación definitiva continúa, dado que fue un material ampliamente usado en la construcción y también en industrias como la automoción o la ferroviaria y hoy un gran entorno lleno de amianto debe ser cuidadosamente tratado si no se quiere que su degradación o mala manipulación continúe afectando. Según la OMS, entre 20.000 y 30.000 personas mueren anualmente a causa del amianto en territorio comunitario. En todo el mundo, las muertes anuales superan las 100.000 personas, y se calcula que la cifra más importante aún está por llegar, dado el largo período de latencia de las enfermedades provocadas por el amianto. Un verdadero genocidio que el memorial de Cerdanyola y Ripollet pretende que no se quede ni en el olvido ni en el silencio.