Desde nuestra cooperativa lanzamos la campaña #ProtecciónEmpleadasDomésticasYA
En España más de 600.000 personas, en su práctca totalidad mujeres, se dedican profesionalmente a las tareas domésticas y al cuidado de personas necesitadas de atención. De esta ingente cantidad de trabajadoras, se calcula que algo más de un tercio lo hace en situación irregular, sin contrato de trabajo, integrando las cifras de la conocida como economía sumergida.
Estas mujeres son víctimas de un historico olvido por parte de los gobiernos que, de uno u otro signo político, han ejercido funciones legislativas. Un olvido que ha vuelto a manifestarse en la total ausencia de referencias a este colectivo entre las medidas excepcionales aprobadas estos días pasados para paliar su situación ante las consecuencias de la crisis del coronavirus pese a su evidente vulnerabilidad.
Las empleadas domésticas no tienen derecho a la prestación de desocupación. España, país que todavía no ha ratificado el convenio 189 de la OIT que pretende ampliar el catálogo de derechos laborales y en materia de Seguridad Social de estas trabajadoras, sigue sin reconocer el derecho a la protección frente a la pérdida de empleo y de ingresos para estas trabajadoras. Una de tantas cosas que no se les reconoce. También limita la cuantía máxima de su pensión de jubilación, les impide acudir al FOGASA en el supuesto de impagos salariales, relaja las obligaciones por parte del ocupador en materia de prevención y salud laboral y mantiene la figura del desestimiento que permite a éste prescindir de sus servicios sin alegar más causa que la pérdida de confianza con una exigua indemnización inferior, incluso, a la de un despido objetivo.
Desprotegidas frente al coronavirus
Buena parte de estas trabajadoras domésticas han perdido en las últimas semanas su empleo. En muchos casos, sin indemnización, de un día para otro, abocadas a una situación de supresión total de ingresos sin poder acceder a ningún tipo de compensación, prestación o ayuda. Ni las que corresponden a los trabajadores por cuenta ajena, ni las aprobadas en favor de trabajadores autónomos o empresas. Las que no han perdido el empleo, no tienen alernativa a incumplir con las directrices de confinamiento domiciliario, exponiéndose al riesgo de contagio y constituyendo ellas a su vez un foco de peligro para el resto de la ciudadanía y, en el caso de quienes cuidan a personas mayores, una amenaza para la salud de estas personas especialmente vulnerables a los efectos del coronavirus.
Esta es la situación en la que todavía, a día de hoy, nadie parece haber reparado. Por ahora, ninguna medida ha sido aprobada a pesar de los grandilocuentes anuncios por parte de las autoridades de no permitir que ningún trabajdor o trabajadora quede en situación de desamparo. Las empleadas domésticas lo están. Un desamparo absoluto que dura desde siempre y que ahora se acentúa,
Por ello, queremos lanzar la campaña #ProtecciónEmpleadasDomésticasYA en reclamación de medidas específicas que permita a estas trabajadoras no tener que seguir eligiendo entre la vida y la insuficiencia económica. Hagámonos eco entre todos y todas y exijamos que el Estado no escape a su obligación de proteger a estas personas.