Invertir en CDA supone adquirir participaciones en el capital de la empresa que no cotizan en los mercados de valores ni otorgan derechos políticos ni de participación en la gestión de la entidad. A cambio, estas participaciones están remuneradas con un interés que puede ser fijo o variable y que, normalmente, viene determinado por el volumen de la participación.
En el caso de los CDA emitidos por Triodos, este producto no tiene fecha de vencimiento. Es decir, se contratan a perpetuidad y quien quiera recuperar el valor de la inversión no tiene otro remedio que ponerlos a la venta en un mercado interno regulado por la propia entidad, que es la responsable de casar las órdenes de venta con las peticiones de compra que pudieran existir.
Y es ahí donde radica el principal problema a día de hoy: Triodos mantiene cerrado este mercado y no acepta órdenes de compra ni de venta y, por tanto, los tenedores de CDA no tienen forma de recuperar el dinero depositado en este producto.