La regulación de las prestaciones por muerte y supervivencia (pensiones de viudedad y orfandad) es compleja. Lo suficientemente compleja como para requerir, en muchos casos, asesoramiento profesional con objeto de asegurarnos de que accedemos de forma efectiva a la prestación para la cual se ha generado el derecho y de que esta es por el importe que nos corresponde y no por una cantidad menor.
Especialmente trascendente resulta este asesoramiento especializado cuando el origen de la muerte que genera la prestación es una contingencia profesional. En estos casos nos corresponde el pleno reconocimiento de la situación y los incrementos pertinentes, incluyendo los recargos que son de aplicación cuando pueda haber habido responsabilidad empresarial.