A finales de junio, Col·lectiu Ronda consiguió dos sentencias que reconocen la incapacidad permanente en grado de absoluta para dos trabajadoras afectadas por Covid Persistente. Sin embargo, menos del 3% de las afectadas ha obtenido este reconocimiento, a pesar de las graves limitaciones laborales que este síndrome puede comportar.
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En España, unas 600.000 personas, mayoritariamente mujeres, sufren el Síndrome de Covid Persistente desde hace al menos tres años. Según diversos estudios, entre un 5% y un 10% de los contagiados han desarrollado este síndrome con más de 200 síntomas documentados como fatiga, dificultades respiratorias, problemas de movilidad y confusión mental. La OMS estima que el porcentaje de personas contagiadas por coronavirus que pueden experimentar una sintomatología persistente podría ser incluso más elevado, alcanzando el 20% del total.
Dificultades para trabajar
En junio de 2023, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia publicó los resultados de una encuesta realizada entre miles de personas diagnosticadas con Covid persistente que, entre otras cuestiones relacionadas con su condición física y la afectación de la patología sobre su vida cotidiana, indagaba también sobre la realidad laboral de este colectivo. Y los datos muestran un escenario desolador. Según la encuesta, el 46% de las personas afectadas entrevistadas declaraban en ese momento estar de baja médica o tener muchas dificultades para desarrollar sus tareas profesionales. En peor situación se encontraban un 9,5% de las encuestadas, que afirmaban haber perdido su trabajo a raíz de desarrollar Covid persistente. Unos porcentajes que contrastan con el ínfimo 2,9% de afectadas a las que se había reconocido la condición de incapacidad permanente, a pesar de las evidentes dificultades del colectivo para afrontar sus obligaciones laborales.
Dos sentencias casi simultáneas
En este contexto, el pasado mes de junio obtuvimos dos sentencias dictadas por los Juzgados de lo Social 13 y 20 de Barcelona que declaraban en situación de incapacidad permanente en grado de absoluta para cualquier empleo a dos mujeres afectadas por este síndrome.
En uno de los casos, la trabajadora (técnica de normalización lingüística) presentaba un cuadro clínico de Covid persistente caracterizado por astenia y fatiga muy severa «que limita de forma importante las actividades físicas cotidianas» además de alteraciones de concentración. Al reincorporarse al trabajo después de un largo período de baja iniciado en octubre de 2021, se realizó una adaptación del puesto de trabajo que resultó insuficiente hasta el punto de que la empresa tuvo que contratar a alguien para desarrollar las tareas que la persona ya no podía llevar a cabo por la extrema dificultad para concentrarse.
En el segundo caso, el enjuiciado por el Juzgado de lo Social 13 de Barcelona, la sintomatología derivada de Covid persistente que presentaba la afectada -de profesión, comercial- incluía, entre otros, migrañas, dolor articular, dificultades para desplazarse y hablar y limitación de la memoria.
En ambos casos, el INSS había denegado la solicitud de reconocimiento de la incapacidad permanente a instancias del SGAM (antiguo ICAM) que no apreciaba en el estado físico de las demandantes una pérdida significativa de la capacidad laboral, contrariamente a lo que indicaban los informes médicos aportados.
«Una entidad clínica todavía no conocida»
Ambas sentencias se hacen eco del hecho que «el síndrome de Covid Persistente es una entidad clínica todavía no bien conocida y actualmente se desconoce la posible persistencia en el tiempo de la sintomatología que se le asocia». Es sobre esta base que las resoluciones de los juzgados barceloneses recuerdan que "es suficiente una previsión seria de irreversibilidad [de los efectos de la patología] para fijar el concepto de incapacidad permanente". Incluso, tal y como mencionan las sentencias, la existencia de una posibilidad fundamentada de recuperación no debe ser impedimento para apreciar la situación de incapacidad permanente "si esta posibilidad se estima clínicamente como incierta o a largo plazo"
Sin embargo, como hemos dicho, la claridad y contundencia de estas sentencias sigue siendo una excepción -y un motivo de esperanza- para un colectivo de personas que sufre desde hace años las consecuencias del desconocimiento generalizado respecto al alcance y la gravedad de las afectaciones vinculadas al Covid Persistente. El mundo quiere pasar página de la pandemia y dejar atrás unos años duros y oscuros. Pero esta voluntad de olvido no puede seguir incluyendo la situación de cientos de miles de personas para quienes, desgraciadamente, el Covid no es cosa del pasado sino una dura y penosa vivencia cotidiana. Es por ello que resulta inmensamente valiosa la labor de asociaciones como el «Colectivo de afectadas y afectados persistentes por la Covid-19» con la que colabora habitualmente nuestra cooperativa ofreciendo asesoramiento y soporte. Sin su trabajo y el acompañamiento que ofrecen, para muchas personas el Covid Persistente sería un camino mucho más solitario de lo que ya lo es.